3. URBANISMO

Parar los nuevos crecimientos, renovar la ciudad y rehabilitar los barrios
Nueve planeamiento urbanístico con participación popular, corresponsabilizando a los cornellanenses en su gestión y transformación para poder decidir aquello que es común con criterios de sostenibilidad y justicia social. La información del territorio tiene que ser una política de gobierno abierto, intentando que las vecinas de nuestra ciudad sientan suyas las políticas de territorio, para mejorar y dinamizar los barrios como unidades básicas de convivencia.

Considerar la ciudad y su espacio público, aquello que es común, como espacio educativo, elaborando programas que tienen que llevar Cornellà a ser ciudad educadora.

Pararemos los nuevos crecimientos: tenemos que acabar la ciudad creciente hacia adentro y, en este sentido, hay que abandonar las propuestas previstas de ocupación de suelo libre (ARE Ribera-Salines, actualmente campo de fútbol de las Aguas) para pasar, siempre y cuando sea imprescindible y con la única finalidad de hacer equipamientos o vivienda social, a las actuaciones pendientes de desarrollo en el interior de la ciudad, al actual suelo urbano (Bagaria-Alstom, Cine Pisa, Tintes Especiales, Can Fatjó, Siemens, Destraleta, Millars, etc.).

Estas operaciones no serán posibles sin la intervención de la administración que, a través de la empresa municipal, tendrá que coger el protagonismo necesario para sacarlas adelante. Ya no se tiene que edificar nuevamente, sino que hay que intervenir en la ciudad consolidada en aquellas áreas que así lo necesiten.

Tenemos que apostar de verdad por la rehabilitación y renovación urbana de las viviendas y de los barrios para mejorar la calidad de vida de las personas. Se tiene que cambiar el paradigma del crecimiento indefinido, que no lleva a ninguna parte, y apostar por el mantenimiento y renovación de nuestras viviendas y barrios, que requieren una atención especial, y áreas que conviene completar o acabar de dotar, remodelar o transformar los usos y abrir nuevas oportunidades. Hay que desplegar medidas y fomentar el cumplimiento del deber de conservación de los edificios y su mantenimiento. En definitiva, queremos reciclar antes que extender.

Aumento del volumen de ayudas por la rehabilitación de los edificios, vinculándolos a la reducción drástica de su demanda energética.

La legislación urbanística se tiene que adecuar a las necesidades y servicio de las personas, no al servicio de los especuladores.

Nuestros parques tienen que ser un espacio de encuentro, tiene que haber suficiente luz por la noche, suficiente sombra de día, agua disponible y lavabos públicos.

Los espacios de juego tienen que estar pensados con criterios de respeto y autonomía y tienen que educar en el aprecio de los mismos, tienen que contemplar las necesidades de las diversas edades, estimulando su creatividad y la colaboración. Debe haber juegos disponibles con elementos naturales dentro de espacios protegidos por los más pequeños, a la vez que se entrelacen con espacios lúdicos por nuestros adolescentes y que fomenten las interrelaciones. La cultura urbana es muy enriquecedora, la tenemos que hacer salir de la clandestinidad, valorarla y respetarla como se merece.

Impediremos que el pequeño comercio de nuestra ciudad desaparezca; queremos incentivarlo con medidas efectivas y para todo el mundo, eliminando burocracia, aumentando la iluminación en ciertas calles, promocionándolo con ferias y acontecimientos, modificando el ordenanza sobre la ocupación de la vía pública y haciendo más participativa la asociación de comerciantes “Cornellà, compra a casa”.